Negrete, Javier: Alejandro Magno y las águilas de Roma. Ediciones Minotauro. Barcelona, 2007. 526 pág. 19,50€ (18,53€ FNAC).
323 antes de Cristo. A los 33 años, Alejandro Magno, el mayor conquistador de la historia, está destinado a morir en Babilonia. Pero Néstor, un misterioso médico que dice haber sido enviado por el oráculo de Delfos, aparece en el instante preciso para salvar su vida.
Seis años después del intento de asesinato y tras casi dos décadas de incesantes campañas en Asia y Grecia, Alejandro ha vuelto sus ojos hacia las riquezas de Occidente. En su camino hacia el dominio del mundo conocido, sólo se interpone la mayor potencia militar de Italia, una ciudad que al igual que el propio Alejandro está convencida de la grandeza de su destino: Roma.
Es el momento de decidir quién ostenta la supremacía en el Mediterráneo, si las falanges macedonias o las legiones romanas. Los augures y profetas advierten de grandes catástrofes, pues el cometa Ícaro, que apareció al mismo tiempo que Alejandro volvía a nacer en Babilonia, crece noche a noche en el firmamento. Aún peor, los cálculos del extravagante astrónomo Euctemón predicen que, como en el mito, Ícaro se precipitará sobre la Tierra. Y mientras tanto, Alejandro y Roma se disponen a librar la gran batalla de la Antigüedad en las faldas del monte Vesubio. (Texto de la sobrecubierta).
Podría remitiros a la crítica que se hace Óscar Martínez en el número 45 de la revista HISTORIA de National Geografic, pág. 110. (el número con el que se vende el primer DVD de la serie ROMA), y lo hago. Siempre hay gente que escribe mejor que yo, y, sobre todo, antes. Algunos que me conocen ya saben que entre que lo pienso y lo hago pueden pasar días, meses, años...
Debería darle las gracias a los tubérculos porque gracias a ellos he podido visitar mis librerías compostelanas favoritas con mucho tiempo y conocer a Javier Negrete porque, sin ellos, posiblemente habría tardado más en hacerlo. Hace meses hablaba de Señores del Olimpo; allí contaba que me había comprado dos más suyos: Amada de los dioses y este que nos ocupa.
Yo, de mayor, quiero ser Javier... y si es Javier Negrete, pues tampoco me importaría... no disfrutaría leyéndome, pero sí que disfrutaría escribiendo historias como estas.
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